21ª Etapa. Vilei-Portomarín

3 de agosto de 2016. Vilei-Portomarín.

Hemos dormido genial. Muy tranquilos, sin ruidos. El albergue está en un sitio de lujo. Aunque está a pie de carretera, no pasan coches. A las 5:30 h ha sonado el despertador. Hemos sacado todo fuera del dormitorio para evitar despertar a los demás, hemos desayunado fuera y emprendemos esta etapa también de noche, con el frontal encendido. Ya hay movimiento en el albergue y salen algunos peregrinos antes que nosotras. Hace buena temperatura, un poco más fresquito. Salgo con los manguitos puestos.

Subimos hacia Barbadelo y en el cruce con el albergue ya empieza a salir mucha gente. A la izquierda queda la entrada hacia la iglesia. Seguimos subiendo y enseguida llegamos a la siguiente aldea, Rente. Vamos cruzando aldeas como fantasmas, sin hacer ruido, sólo se escucha el rítmico sonido de los bastones golpeando el suelo. Es un placer para los sentidos salir de noche. El silencio y la oscuridad te hacen percibir diferentes sensaciones, más puras. Se agudiza el oído y la piel está más alerta. Aún no ha amanecido. Seguimos caminando. Yo llevo un rato caminando sola por delante, Ana Belén va un poco por detrás. Vamos disfrutando de este elegida soledad, necesaria en el Camino. Llego al albergue de Molino de Marzán y aquí me siento un poco a esperar a mi hermana. Cruzamos el río por un puente de piedra, cruzamos la carretera y entramos en la siguiente aldea.

Llegamos al mojón del kilómetro 100. Ya la gente ni siquiera empieza en Sarria. Ahora se vienen aquí para hacer justo los 100 kms que piden para la compostela. Hay un bar abierto para comenzar con el primer sello. Salimos de Ferreiros por el mismo camino.

A la salida de Mirallos nos encontramos la iglesia de Santa María. Tomamos un desvío a la izquierda hasta A Pena y As Rozas y luego otro a la derecha y cruzamos la carretera. Una vez pasado Moutras nos queda un fuerte descenso hasta Portomarín. La bajada es un tramo bastante duro pero ver al fondo el final de la etapa nos anima bastante. Bajamos tranquilas la torrentera, cruzamos la carretera, el puente, subimos las escaleras y nos dirigimos al albergue. Es muy pronto, las 11:00 h. El albergue no abre hasta las 13:00 h . Somos las primeras que han llegado al albergue, pero como no hay nadie, pasamos de quedarnos allí guardando ya cola. Nos vamos tranquilamente a tomar una cerveza. Hace mucho calor. Luego nos iremos de nuevo al albergue. Wassapeamos a las chicas para que se vengan al público porque de momento va a haber plazas. Bego y Yadira llegarán, pero Leti e Irene vienen más tranquilas y van a reservar en un privado.

Como a las 12:15 h nos vamos al albergue y ya hay como 10 personas. Me llama la atención la pareja que está delante de nosotros porque llevan las mochilas cerradas con un pequeño candado. Ya empezamos con el «todo a 100». Hasta ahora no había tenido la impresión de que me pudiera desaparecer algo de la mochila. Detrás de nosotras llegan unas chicas jovencitas, de unos veinte años, de Alicante, y otro grupo de chavales de la misma edad, de Zaragoza. Enseguida entablan conversación. Aparece otro chaval francés que hace magia con una baraja de cartas. Nos entretiene un montón a todos. Es muy bueno y nos deja con la boca abierta. Y otro peregrino, Jordi, que es un relaciones públicas de narices. ¡Qué labia¡ Yo me quedo haciendo cola y Ana Belén se va en busca de Bego y Yadira que llegan con plaza. Cuando estoy esperando a que mi hermana llegue de la ducha para ir yo, oigo algo que casi me mata de risa. El chico de las mochilas con candado le dice a la chica que lo ha pasado fatal en las duchas porque se ha tenido que meter la llave en la boca porque no había donde ponerla. ¡Menos mal que nos se la ha tragado¡ Las duchas del albergue de Portomarín no tienen puertas y para alguna chica de las más jovencitas resulta un poco violento. A las más mayores nos da un poco más lo mismo. Después de duchamos nos vamos con  Bego y Yadira  a comer a un restaurante que hay al lado del cuartel de la Guardia Civil que ya conocía Ana Belén de cuando estuvo el año pasado. Allí estaban también Charo, Isa, Raquel y Santi comiendo. Ellos están en el albergue que hay al lado del restaurante.

Hace mucho calor y después de comer nos vamos al albergue a descansar un rato. Yo me quedo en el dormitorio y mi hermana, mucho más lista que yo, se baja y se echa en un banco a la sombra. En el dormitorio hace un calor de muerte y no consigo quedarme dormida pero descanso un rato. Después del descanso nos vamos a dar una vuelta y empezamos a coincidir con el resto de los peregrinos, Reyes y Ángel, David y Carol, las niñas y otro mogollón que no sabemos cómo se llaman pero que ya nos vamos saludando.

A las 20:00 h me voy a misa a San Nicolás y después nos vamos a tomar otra cerveza. Nos sentamos en frente de la puerta lateral de la iglesia, en la terraza de un italiano, nos tiramos esperando veinte minutos pero pasan de nosotros, así que nos vamos a otra terraza un poco más arriba, y se nos echa el tiempo encima. A las 22:00 h nos cierran el albergue y son las 21:53 h. Así que volamos para el albergue. Nos preparamos algo para cenar con Bego y Yadira. Al rato se apagan las luces del comedor y tenemos que encender linternas y frontales. La puerta del albergue no está cerrada. Hay un montón de peregrinos fuera charlando. Se está fenomenal en la calle. Cuando acabamos de cenar nos subimos al dormitorio. ¡Dios mío qué calor hace dentro¡ Está la puerta cerrada y el calor es insufrible. No entiendo cómo no dejan la puerta abierta  y así entra algo de aire del hall. El caso es que nos hacemos las despistadas y dejamos la puerta abierta. No hay nada de ruido fuera, está todo el mundo muy tranquilo. Y se nota que entra un poco de aire. Nuestras camas son las segunda y tercera más cerca de la puerta, así que se nota el aire que entra.

 

Al día siguiente

FOTOGRAFÍAS DE LA ETAPA: