3ª Etapa. Cicera-Potes. 6 de agosto de 2017. 23 kms. 1029 metros de desnivel acumulado. Bitácora.
Salimos pronto de Cicera; decidimos subir por el Collado de Arceón pues nos gustan mucho las vistas del Desfiladero y Ándara desde arriba. Aunque la subida es dura. Lástima que llueva y esté todo nublado; al llegar al Collado no podemos ver nada de las impresionantes vistas del Desfiladero ni de Ándara. Poco antes de llegar; Francisco, el italiano que conocimos ayer viene a nuestra altura, justo en el momento en el que podemos indicarle donde comienza la bajada entre la niebla.
Comenzamos la bajada Lebeña con impresionantes vistas del bosque por el que transita sumergido en una espesísima niebla. Pronto comienza a abrir y podemos empezar a disfrutar las vistas del Desfiladero y las montañas que conforma el Macizo Oriental de Picos de Europa; entre los que se ven los pueblos de Allende y Cabañes.
Tras la bajada paramos en Santa María de Lebeña a tomar un tentempié. Observamos con alegría que han vuelto a plantar al lado del viejo tejo que murió partido en dos por un rayo en el año 2007, una rama extraída del mismo, y que se crió y cuido en un invernadero de Colunga.
Hemos elegido la opción de la subida a Cabañes por la Canal del Rubejo, pues nos parece la subida mas impresionante hacia ese pueblo. El día ha abierto y hace calor en la subida por lo que Rosa y Ana Belén deciden meter los pies en una de las numerosísimas pozas que conforman el río.
Luego las últimas ramas hacia Cabañes; lugar donde por fin paramos a comernos el bocata y arrearle al vino.
Iniciamos nuestra andadura hacia el Castañar de Habario, en un tramo por la carretera que sube a Cabañes, y con las vistas de Peña Ventosa siempre a nuestro frente. El Castañar es impresionante, dicen que algunos de estos castaños son milenarios.
Después de Pendés comienza una larga bajada (en algunos tramos muy empinada) hasta la ermita de San Francisco.
Luego solo nos resta un tramo llano que nos lleva primero por un camino y luego por la acera cruzamos Tama y Ojedo, donde paramos a tomar una buena jarra de cerveza con limón.
Vamos ya por fin hacia Potes y tras coger las llaves del albergue en la oficina de turismo, vamos hacia el albergue; nos duchamos y salimos a cenar un cocido lebaniego. Y luego a la cama.
Ana Belén nos dice que se va a volver para casa mañana y no continuará. El Camino le esta pareciendo demasiado duro. Mañana nos quedamos solos Rosa y yo
Mañana será otro día e iniciaremos el Camino Vadiniense.
Al día siguiente…