Después del descubrimiento de la tumba de Santiago en el año 813 en la lejana Gallaecia y la peregrinación del Rey de Asturias Alfonso II el Casto, desde Oviedo, la capital del Reino, conformando el primero de todos los Caminos a Santiago (Camino Primitivo); corre el rumor en la Francia de Carlomagno y en toda Europa de este hallazgo. El mito jacobeo traspasa los Pirineos. Todo occidente se vuelve en el culto a los restos del apóstol y comienzan las peregrinaciones desde toda Europa. La peregrinación a Santiago junto con las cruzadas se convierte en el motivo principal de los viajes medievales. Los caminos se llenan de gentes de las mas diversas clases sociales y bajo devotionis causa avanzan entre pueblos, abadías, monasterios y pueblos. Lo primeros peregrinos recurrían para esto a las calzadas romanas , sobre todo la Vía Aquitania que unía Burdeos con Astorga a través de Vitoria y Briviesca.
Ante el cariz que van tomando los acontecimientos, y aprovechando que la frontera con el Islam esta cada vez mas al sur por el empuje cristiano en la Reconquista, Sancho el Mayor de Navarra y Alfonso VI de León desplazan la ruta hacia el sur para repoblar territorios reconquistados abriendo un nuevo Camino que discurre por Estella, Logroño y León; olvidando poco a poco un Camino que iba mas al norte, pegado a la Cordillera cantábrica (el Camino de la Montaña). Este nuevo Camino terminaría conociéndose como Camino Francés.
A finales del siglo XI el trazado francés queda definitivamente marcado, algo que confirma la publicación hacia el año 1135 del Códice Calixtino, una guía medieval de peregrinación a Santiago atribuida el clérigo francés Aymeric Picaud, en la que se describe completamente la ruta a Santiago incluyendo los pueblos, ríos, hospitales e iglesias que se encontrará el peregrino. En el siglo XII por el Camino Francés ya discurren miles de peregrinos.
Posteriormente vendrían hechos como en el año 1122 el papa Calixto II proclamará Año Santo Jacobeo aquél que el 25 de julio coincida en domingo. En el año 1139 Aymeric Picaud escribiría lo que a la postre se convertiría en la gran guía del Camino de Santiago francés en la Edad Media: el Codex Calixtinus, que todavía hoy en día se conserva en la catedral (aunque fue sustraído en el año 2011 y posteriormente recuperado en el año 2012).
Transcurría el año 1179 el papa Alejandro III promulga la bula Regis Aeterna que otorga indulgencia plenaria a quien peregrine en Año Santo. En el siglo XV comienza la decadencia del Camino, que entrara en una larga etapa de siglos de ostracismo y olvido.
Así se mantiene hasta mediados del siglo XX, en el que empieza a notarse un nuevo aumento de peregrinos provenientes de diversas partes de Europa, quizás en busca de ese símbolo histórico de unidad europea. En esa época se fundan las Asociaciones de Amigos del Camino. Hay que destacar el gran aporte que realiza a la divulgación y del Camino el cura de O Cebreiro Elías Valiña. Hoy en día se le considera el más importante conservador y promotor del Camino de Santiago. En el año 1984 comienza a señalizar el Camino Francés con flechas amarillas desde Francia, así como recuperación de muchos tramos pérdidas; considerando hoy en día su trabajo de señalización como la delimitación más segura de los tramos originales del Camino de Santiago Francés.
El Camino Francés es proclamado Primer Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa en 1987 y como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993; comenzando a partir de esta última fecha (que coincidió con Año Santo) un punto de inflexión; (con el apoyo decidido de la Xunta de Galicia), que significó la recuperación de Camino y el renovado interés de los peregrinos en llegar a Santiago, sean sus motivos religiosos, culturales o deportivos. Desde entonces la vía francesa no ha parado de crecer, con números que se superan año tras año; si bien, esto a la larga puede ser contraproducente para el Camino por la propia masificación del mismo, y la pérdida de los valores espirituales y cristianos por los que se realiza la peregrinación a la tumba del apóstol Santiago. Esa pérdida de valores espirituales le puede convertir en una especie de turismo low cost que puede significar su propia perdición.