4 de abril de 2015. 30 Kms
Antes de que sonase el despertador, a eso de las 5:45, nos hemos despertado. Hemos remoloneado un poco en la cama pero enseguida nos hemos levantado. En el albergue no hemos pasado nada de frío esta noche, supongo que por el calor humano porque no creo que haya sido gracias al minúsculo radiador que sólo estaba para secar la ropa de los marqueses.
Hemos sacado todas nuestras cosas al comedor para no incordiar porque todo el mundo está todavía acostado. Como siempre, nos hemos preparado un buen desayuno en la cocina: unos sobaos enormes que compramos ayer y un café. Salimos del albergue cuando el campanario de la iglesia daba las 7:00h de la mañana.
Cuando salimos aún no ha amanecido y salimos con el frontal por el camino que sale por detrás del monasterio.
Como para hoy dan lluvia hemos salido con el pantalón de agua y la chupa. No hace frío.
Enseguida comienzan las duras subidas por unas pistas en muy mal estado. Hay que subir a 500 m. de altitud en el puerto de Otsondo y Monasterio está a 130 m. Son sólo 5 kms pero bastante duros teniendo en cuenta que las piernas aún está, frías.
Empieza a llover bastante fuerte.
Vemos una piedra que nos indica que estamos a 763 kms de Santiago.
Antes de llegar al puerto de Otsondo hay un merendero y un pequeño WC donde nos refugiamos un rato y nos sacudimos el agua. Las flechas amarillas no nos dejan perdernos.
Salimos en el alto a la carretera N-121; desde aquí empezamos la preciosa bajada.
La bajada hasta la localidad de Amaiur es un tramo bucólico de pradera, quizás la parte mas bonita de la etapa.
Llegamos al bonito pueblo de Amaiur donde vemos una casa con un letrero en madera que pone «OSPITAL». Al final de la calle Mayor hay un bonito cruceiro y la iglesia de La Asunción, que está cerrada. En Amaiur hay albergue de peregrinos.
Dejamos la N-121-B por el arcén derecho camino de Urdasun. Enseguida llegamos a Urrasun, vemos la iglesia de Santiago. Son muy bonitas las casas de este pueblo. El Camino gira por la finca de Mendialde. Tomamos la NA-2600 dirección Arizkun.
Enseguida vemos el Polígono Ordoki. Me he resbalado con el barro y me he dado una leche del copón bendito. Se me ha quedado la rodilla derecha girada que parecía de otra pierna. Con el peso de la mochila no me podía poner de pie, así que le he tenido que pegar un grito a Ray para que me echara una mano, o las dos. Cuando se ha dado la vuelta y me ha visto en posición tan absurda se ha asustado un poco y del impulso con el que me ha levantado casi me caigo para el otro lado. En caliente no me duele mucho la rodilla. Ya veremos cuando pare.
Poco a poco nos vamos acercando al río que da nombre a estos valles, el Baztán. Entramos en Arizkun y vemos al chaval con el que coincidimos el primer día en la Oficina de Turismo. La pareja es de San Sebastián y esta noche han dormido en Amaiur. Vamos bastante deprisa porque los albergues tienen las plazas un poco ajustadas para la cantidad de peregrinos que vamos. Está solo esperando a su chica que ha entrado a comprar algo.
El siguiente pueblo es Elbete. Preguntamos a una señora dónde hay una tienda y nos dice que nada más cruzar el puente, ya en Elizondo. Cruzamos el puente, que hace frontera entre los dos pueblos. Elizondo nos recibe con una fuerte lluvia. Es un pueblo muy bonito pero está lloviendo demasiado y no apetece mucho darse un paseito turístico. Entramos en el super a comprar un poquito de todo. Compramos una botella de vino pero la liamos parda cuando se nos rompe al intentar colocarla dentro de la mochila. ¡Vaya olor a vino dejamos en el super! Nos metemos en un bar-restaurante a tomarnos un bocata de calamares y un doble de cerveza. Hay un montón de turistas, mercadillo en la plaza y la hora del vermouth. Mucha gente.
Seguimos acompañados por la lluvia y el barro toda la etapa. Llevo las zapatillas llenas de barro. ¡Pero no las voy a lavar! 🙂 🙂 🙂
Enseguida llegamos a Irurita, otro bonito pueblo que aparece como un duende sobre otro bonito valle verde.
De nuevo otra fuerte subid nos lleva a Zigaurre y pasamos por la ermita de San Andrés que queda a la izquierda de la carretera. Seguimos por la carretera y tras una fuerte curva a la izquierda aparece un desvío a a izquierda con una nueva rampa que nos acortará la carretera. Enseguida aparece la iglesia de San Lorenzo de Ziga, considerada la catedral del Baztán. Dejamos el pueblo y salimos a la carretera, pasada la fuente del cura el camino pasa junto a las ruinas de la Iglesia de la Santísima Trinidad.
El siguiente pueblo es Aniz. Desde aquí llamamos a la hospitalera de Berroeta, que es muy simpática. Nos queda un suspiro para terminar esta dura etapa de hoy. Llegamos al albergue que está genial. Tiene una cocina completamente equipada, el comedor con mesas y bancos corridos, dos baños con una ducha cada uno y un dormitorio con 16 plazas en literas. Sólo hay una persona que está echada. Es Fidel, por lo que sabremos después. Elegimos cama y preguntamos si hay calefacción. No hay. Pero nos dejan unas mantas. ¡Qué suerte, sólo hay 4!. Nos damos una ducha calentita, lavamos nuestra ropa y empiezan a llegar los peregrinos con los que hemos dormido en el monasterio. El albergue se llena.
Mañana el albergue de Olagüe sólo tiene 17 plazas así que tendremos que salir también temprano si queremos pillar cama y ducha caliente. Enseguida llegan David y Jean Philippe. Como nadie antes ha preguntado por las mantas, cuando ellos lo hacen les decimos dónde están las otras dos mantas. Nos tomamos un montadito de chorizo y nos echamos un rato en la cama a leer y descansar. Hace un poco de frío dentro del albergue y donde mejor se está es dentro del saco. A las 20:30 h comenzamos a prepararnos una buena cena peregrina: pasta que sobró ayer y unos filetes de cinta de lomo que hemos comprado en Elizondo. Enseguida nos vamos a la cama. Una nueva etapa completada y la verdad es que nos está yendo fenomenal.
Cuando ya estaba el albergue completo ha llegado una chica, Eulalia, que ha tenido que dormir en el suelo. Ha pedido una esterilla pero nadie tenía. Se ha acostado en un rincón para que no la pisemos si nos levantamos por la noche.
¡Ah!, no me duele nada la rodilla.
Al día siguiente…