15ª etapa- Monte do Gozo-Santiago de Compostela. Bitácora

23 de agosto de 2.006   Monte de Gozo-Santiago de Compostela

 

Este Camino llega a su fin.
Desayunamos todos juntos en la cafetería del Monte. Decidimos que cada uno baje a su ritmo y nos vemos en la Plaza del Obradoiro.

Montamos las bicis, las engrasamos por última vez. Bajamos sin prisa, alargando al máximo el poco Camino que nos queda.

Pasamos bajo la Puerta do Camiño y paramos en una tienda a comprar unas camisetas. Como por casualidad aparecen nuestros amigos a comprar en la misma tienda. Entre todos le regalamos una camiseta a Antonio, para que se la lleve de recuerdo porque era el único que no estaba muy animado a llevarse una flecha amarilla a casa. Se ha emocionado un montón y nosotros también. Sólo le pedimos una cosa, que no se quite el chaleco amarillo que nos ha hecho identificarle durante todo el Camino. Aún ahora, cuando veo un ciclista con chaleco amarillo no puedo evitar girar la cabeza pensando que podría ser él.

Antiguamente, los que hacían el Camino a caballo, desmontaban aquí y seguían a pie. Nosotros hacemos lo mismo. Nos bajamos de las bicis y entramos a pie, charlando de todo lo que hemos vivido, con la voz temblorosa, mezclados con los demás peregrinos. Hace un día buenísimo. Seguimos por la calle de Azabacherías y nos estremece el sonido de la gaita que nos acompaña en nuestra entrada a la Plaza del Obradorio. Silencio. Respiramos hondo, intentando que no se  escape nada a nuestros sentidos. Pero cuando llegamos al centro de la Plaza, dejamos las bicis en el suelo, nos fundimos en un abrazo  y disfrutamos de este momento tan esperado por todos. Lo hemos conseguido y además todos juntos. Este momento será para mí inolvidable durante toda mi vida. Porque en este Camino he conocido a gente que merece la pena conocer, que te da sin esperar nada a cambio, que comparte contigo sentimientos, ilusiones y hasta una mariscada. Lo cierto es que gracias a todos estos amigos que encontré por el Camino, llevaré siempre conmigo un gran recuerdo.

Como es temprano, después de hacernos unas fotos, nos vamos a por nuestra Compostela. Como somos un montón, dejamos las bicis abajo y mientras unos las vigilan, otros hacemos cola y nos vamos turnando. En la cola hay un «peregrino» (eso quiere parecer) al que le molesta nuestra forma de guardar cola. A estas alturas ya todo nos da lo mismo, al principio intentamos explicarle nuestra forma de guardar cola, pero nos damos cuenta que hay gente con la que no merece la pena gastar ni un minuto, así que seguimos a lo nuestro. Conseguimos la Compostela, dejamos las bicis atadas y nos vamos con el tiempo más que justo a escuchar misa, besar al santo, darnos los cabezazos y etc. etc. etc. En una de las colas que también nos toca guardar en la Catedral volvemos a ver a los Belgas que se hacen una foto  con nosotros pero con su cámara, por lo que no tenemos ninguna foto con ellos. En algún otro Camino nos los volveremos a encontrar, seguro. Terminamos todos los rituales y nos vamos a por nuestra merecida mariscada. Comemos en el Restaurante «El Rápido», que hace honor a su nombre. El camarero, un tipo guay. Nos lo pasamos genial.

Pero alguna otra penitencia nos quedaba por pagar. Eran las 18:30 de la tarde. Teníamos que montar la baca en el coche de Fifo para llevar las  bicis hasta Logroño, donde teníamos a nuestras hijas y nuestro coche. Cuando compramos la baca, algunos días antes de emprender el Camino, compramos una baca para un Ibiza, pero debió de ser para un Ibiza de los años 70 porque cuando la pusimos encima del coche de Fifo, le faltaban por lo menos 20 cm. de baca. Y ahora, ¿qué hacemos?. Pues nos quedamos en la Pensión que tenemos al lado, guardamos las bicis en un garaje y empezamos a hacer llamadas para poder buscar una manera de volver a Logroño que no sea montados en bici.

Llamamos a Maider para que nos de el teléfono de AVIS porque ellos regresaban a Rentería en un coche de alquiler. Conseguimos hablar con AVIS y alquilar un coche para la mañana siguiente. Todo arreglado. O eso es lo que creíamos. Fifo se fue al camping porque aún tenía allí montada la tienda. Nosotros nos dimos una vuelta por Santiago. Suena el teléfono y es Óscar que nos llama para saber cómo estábamos y ¡Oh, otra casualidad!, al colgar el teléfono nos encontramos de frente con él y Maider que van a comprar algo para cenar. Nos invitan a cenar y a dormir en una casa que han alquilado pero ya les decimos que lo tenemos todo arreglado. ¡Esto sí que es el destino!
KILÓMETROS RECORRIDOS: 4,4 kms
DESNIVEL ACUMULADO:    m.

 

Atardecer en Monte do Gozo