14ª etapa. Palas de Rey-Monte do Gozo. Bitácora.

22 de agosto de 2.006 Palas de Rei-Monte do Gozo

Después de haber dormido toda la noche de un tirón hemos recuperado las fuerzas y las ganas de llegar a Santiago. Nos gustó la idea de dormir en el Monte para poder bajar por la mañana hasta Santiago, sin prisas, disfrutando de los últimos 5 kms. Y así lo haremos también ahora.
En el poste que marca la provincia de A Coruña

Llegamos a Casanova y pisamos la calzada romana que nos lleva a Leboreiro. Pasamos a ver su iglesia de la Virgen de las Nieves y vemos uno de sus famosos cabeceiros, que son hórreos en forma de gigantescos canastos hechos con ramas de salguieros. Descendemos el río Furelos y llegamos Melide.

La boca se nos hace agua pensando en el pulpo de Ezequiel hecho por la señora Mercedes. Entramos y pedimos una de pulpo para dos, una jarrita de vino turbio y pan. Nos sentamos detrás de un italiano que dice que el mundial de F1 lo iba a ganar Schumacher, nosotros le dijimos que Alonso. (Ahora me gustaría volver a encontrármelo con mi gorra de Renault para recordarle quién gana los mundiales).

El pulpo, como siempre, de lo mejor del Camino, la señora Mercedes, un cielo. Rosa, con un puntito de vino, se empeñó que le hiciera una foto con la buena señora.

Está comprobado que después de pasar por Melide, comer el pulpo de Mercedes y beber su vino turbio, el Camino es mucho más fácil. Os recomiendo que lo hagáis porque estas paradas serán lo que más recordaréis cuando estéis en casa.
El pulpo de Casa Ezequiel. Imperdonable perdérselo.

 

Más contentos que unas castañuelas salimos de Melide y llegamos a Ribadixo en un pis-pas. El albergue de Ribadixo está fenomenal, con el río, el prao y las habitaciones superlimpias. Todo muy bien montado. Pero nosotros seguimos. A la entrada de Arzúa nos encontramos de nuevo con el chaleco amarillo de Antonio y a los pocos metros con Ana y Matías, que vienen con su hijo mayor y un sobrino para terminar el Camino. A ellos les dejamos en Burgos porque ellos no querían hacer el tramo de Burgos a León. ¡Qué sorpresa!, la verdad es que pensábamos que no les íbamos a volver a ver. El Camino es un sorpresa continua y siempre muy grata. Ellos van con un poco de prisa porque quieren llegar a Santiago prontito porque se vuelven hoy mismo para León.

Seguimos con Antonio. Al salir de Arzúa, paramos a echar un traguito de agua y otra nueva sorpresa. Nuestros colegas aparecen como de la nada. Estíbalitz  tiene muy mala cara,  está muy cansada,  le está pasando lo mismo que ayer a Rosa. Echamos un buen rato, compartimos la comida y la bebida, Llevan una bota llena de  vino fresquito. Reponemos fuerzas y seguimos. Antonio y nosotros  vamos  más despacio, ellos siguen. Antonio se empeña en seguir por la carretera y al final  le convencemos  para que se venga con nosotros. En la carretera hace muchísimo calor.  Al llegar  al Alto de Santa Irene  paramos a  tomar una cerveza  fresquita  y  ¡allí están los colegas  con una jarra de cerveza cada uno! Nos sentamos con ellos y pedimos otra cerveza para cada uno. Conseguimos convencerlos para que pasen la noche con nosotros en Monte. Nuestra idea de bajar al día siguiente,. sin prisas, les parece fenomenal. Ellos ya llevan un ratillo así que cruzan la carretera y se van. Antonio hace un gran comentario «¿otra cerveza?». Así que les decimos adiós con el pañuelo y nos quedamos con otra cerveza en la mano.

Seguimos muy contentos con tanta cervecita, las piernas van solas, el Camino es muy ameno hasta Pedrouzo, después de más de 700 kms esto es pan comido. Además ya sólo pensamos en el Monte. Lo sentimos muy cerca y eso nos da fuerzas.

El Camino pasa al lado de Pedrouzo, seguimos sin parar porque tenemos ganas de llegar.

En el bosque de eucaliptos que hay a la salida de Pedrouzo, perdemos a Antonio, nos damos media vuelta pero no lo encontramos, así que seguimos. Me pongo a grabar con la cámara de vídeo en marcha, como había hecho otras mil veces durante  el Camino, como un machote (palabras de Rosa). Esta vez no lo tenía todo controlado y me fui  al suelo. La primera y única caída de todo el Camino. La suerte es que la cámara sigue viva y todo quedó grabado para las risas en la cena con mis amigos.

Después la subida a Lavacolla o San Paio penúltimo repecho del Camino pero muy duro y pesado para nuestras ya cansadas piernas. Nos encontramos con un peregrino que los 60 ya nos los cumpliría, venía haciendo unos 40 kms diarios a pie. Luego, por fin la valla del aeropuerto. Cruzamos el arroyo que da nombre al pueblo. Por siempre unido a la tradición de lavarse de cuerpo entero en su regato antes de entrar en la Catedral. La subida a San Marcos, ingrata y por asfalto nos va a hacer sudar de nuevo, pero ésta ya sí es la última.

A cuatro kms. en dirección a Santiago está el lugar Monte de San Marcos, que es el viejo Monxoi o Monte Gaudi o del Gozo, porque en él los peregrinos se arrodillaban y entonaban el Te Deum, llorando de alegría al divisar ya cerca, al final de tan largo viaje, la santa aparición de Compostela. Desde aquí se ve la ciudad incomparable, ceñida de las montañas no lejanas, descollante la del Pico Sagro, engastada como una enorme piedra preciosa, rojiza y gris en un anillo verde.

Paramos en la Capilla de San Marcos para dar gracias por haberlo conseguido una vez más. Las fotos de rigor en el Monumento a Juan Pablo II. Después, por fin, entramos en el Monte. Dejamos las bicis, nos arreglamos y nos vamos a hacer las fotos del atardecer desde el monumento al peregrino que recuerda episodios jacobeos de la primera visión de la Catedral por los peregrinos. Ver la Catedral poniéndose el sol es realmente grandioso. Esto nos lleva más de una hora.

Después nos vamos a cenar todos juntos en el self service del Monte. La  cena fue estupenda, nos reímos muchísimo, pero lo mejor fue las copichuelas que nos tomamos después hasta que nos echaron. de la terraza del restaurante. Maravillosa idea de Óscar y Asier. Gracias por todos estos momentos.
KILÓMETROS RECORRIDOS: 65 kms.
DESNIVEL ACUMULADO: 350 m.

Al día siguiente…