3ª etapa. Redondela-Pontevedra. Bitácora.

29 de Diciembre de 2.007: Redondela-Pontevedra (18,2 km)

Salimos de Redondela a eso de las 9:15 con lluvia nada más dejar el albergue, lluvia que no dejaríamos en todo el día. A la media hora, ya nos hemos tenido que poner las capas. Aurora parecía un enanito jorobado con su capa, estaba graciosísima con esa pinta y la cara empapada de agua pero seguía con su buen humor de siempre, disfrutando de estos días en los que podía pasar 24 horas diarias con nosotros. Según íbamos atravesando aldeas, todo el mundo la miraba preguntándose si aquello era realmente un enano o una niña.
Ha sido una etapa dura con muchas subidas y bajadas que tocaban nuestras rodillas debido al peso de las mochilas, pero ¿cómo nos íbamos a quejar nosotros ante la sonrisa de la peque?. A unos 7 kms de Redondela hemos entrado en Arcade, un pueblo bastante grande y que hemos tardado un buen rato en cruzar, con idas y venidas que parecían devolvernos una y otra vez al mismo sitio. Al final del pueblo el impresionante Puente de San Paio en el que alrededor del 1.700 fueron derrotadas las fuerzas francesas del general Neill (o algo así). Después hemos subido y bajado y vuelto a subir un sinfín de veces hasta el pueblecito de San Paio. Después, lo más bonito hasta ahora de este Camino Portugués: un vergel pisando una antigua calzada romana durane más de cinco kms. de subida y subida, hasta llegar a Santa Marta donde hemos visto un bonito lugar de descanso para peregrinos con unas palabras: «PEREGRINOS, AMIGOS».

Ray y Aurora en la calzada romana, diluviando.

Aurora ha tenido su primer momento crítico en  una de las cuestas y decía que ya no podía seguir. No me extraña, entre la lluvia, las subidas y el cansancio acumulado es difícil superar la tentación de quedarse sentado en una roca. Pero se ha superado y ha seguido, inventando canciones, cantando villancicos, jugando al veo-veo, etc.

Hemos parado a comer en el Bar Chincho III en Tomeza. No podíamos más, íbamos calados hasta los huesos, incluso las zapatillas de Rosa y de Aurora habían empezado a mojarse por dentro. La poca gente que había en el bar se nos quedaba mirando, llegábamos chorreando agua por todos los lados. La dueña nos encendió la estufa de butano según nos vio entrar para que pudiéramos calentarnos un poco. Comimos muy bien y muy económico, además el trato de esta señora fue increíble. En cualquier otro sitio nos hubieran mirado con mala cara al ver cómo iba quedando el suelo según pasábamos nosotros pero ella, al contrario, nos trató con mucho cariño. ¡Qué gusto de gente!

El descanso nos ha sentado a las mil maravillas. Con la barriga llena y este merecido descanso y, como no, la lluvia permanente que nos ha acompañado todo el día (algunas veces llovía y … otras, también), entramos en Pontevedra, buscando el albergue que, para colmo, está cerrado por reformas hasta el 7 de Enero, ¡y no lo podían haber abierto para las Navidades!. Si somos pocos ahora, en vacaciones, me imagino que a partir del 7 de Enero y hasta que no mejore el tiempo, no va a haber mucho peregrino para disfrutar de la reforma. Desde fuera tenía una pinta estupenda.

Seguimos andando, dispuestos a parar en el primer sitio que veamos para quitarnos la ropa empapada, darnos una ducha calentita y dar una vuelta por la ciudad. No encontrarmos ninguna pensión y vemos un hotel de tres estrellas, el Hotel Peregrina, que está en la calle Virgen del Camino. Por 50 euros podemos dormir en una habitación triple. Nos quedamos sin pensarlo mucho, nos puede el fío y el cansancio. Ha sido un día bastante duro. Tras una merecida y calentita ducha nos damos un paseo por Pontevedra, que es preciosa de noche. Vemos la Iglesia de la Peregrina, muy chiquita y con la planta en forma de viera. La fachada la están restaurando y con el andamio no podemos apreciarla bien. También pasamos a ver la iglesia del Convento de San Francisco, que es impresionante, con sus capillas laterales y la nave central.

Aurora ha tenido un día hoy bastante duro pero no se ha quejado mucho ni siquiera cuando nos llovía lo mismo de arriba a abajo que de abajo a arriba. Nada más llegar a la habitación se ha quedado dormida, no nos ha dado tiempo ni a decirla buenas noches. Está agotada. Esperemos que mañana no haga tan mal tiempo porque si no se le va a hacer un poco duro.

Rosa y Aurora en Pontevedra. Paseito para cenar despues de un largísimo día.

Al día siguiente…

FOTOGRAFÍAS DE LA ETAPA: