11 de agosto de 2006. Estella-Logroño
Hoy es el cumpleaños de Rosa. Y van 44. ¡Felicidades!
Salimos de Estella tarde. Hemos dormido fatal y desmontar la tienda, guardarla, desayunar y asearnos lleva su tiempo. Y para remate, nos confundimos (hay que cruzar el puente) pero llegamos rápidamente a Irache. Divisamos su monasterio y su célebre «Fuente del vino». Debéis saber que han instalado una webcam en la misma fuente, por si alguno quiere avisar para que lo vean los amigos o familiares. El vino, riquísimo y fresquito, aunque fueran las 11 de la mañana. Luego Azqueta, Villamayor de Monjardín, Urbiola y Los Arcos. Este tramo de Navarra no es tan bonito como lo fue el de las dos etapas anteriores. Pero no hemos venido a pasar unos días de vacaciones y debemos seguir nuestro camino hasta Santiago.
En Los Arcos compramos la comida en una tienda de todo que hay en su calle Mayor, carísimo, pero bueno, es con lo que nos vamos a encontrar en todos los pueblos. Los peregrinos nos movemos con muy poco dinero y estos abusos nos hacen polvo el bolsillo. Comimos en una placita con arbolitos y una fuente. Tras una hora de descanso nos subimos de nuevo a las bicis para seguir con un calor abrasador. Subida a Sansol y bajada a Torres del Río, el único pueblo bonito de la etapa que tiene una impresionante iglesia, la del Santo Sepulcro, románica, templaria y octogonal que merece la pena visitar.
Torres del Río. En el lado derecho del pueblo y en la parte inferior de la fotografía se observa la Iglesia del Santo Sepulcro. Magia.
Después calor, mucho calor, Viana, y por fin Logroño. Aunque la primera parte de la entrada es fea, luego el Camino se torna bonito entrando por un sendero que conduce directamente al Puente de Piedra del Ebro, la calle Sagasta y la Iglesia de Santiago, con su famoso Santiago Matamoros y su Juego de la Oca en el suelo de la plaza.
Para dormir escogimos una pensión de la C/ San Juan, pensión San Sebastián. El dueño, bastante borde que se mosqueó porque queríamos ver la habitación antes de pagarle. Pero es céntrica y próxima la catedral (Santa María La Redonda). Visita obligada al igual que la alargada Plaza del Espolón y la calle Laurel con sus riquímas tapas y sus cervecitas o vinitos. En Santa María nos selló la Credencial una monja encantadora.
Nos fuimos de tapas a la Calle Laurel. Otro sitio recomendable. Estuvimos en el bar «Simpatía» que lo lleva un tío que es un genio. Además del buen humor que muestra siempre es capaz de controlar toda la barra a tope él solo. Im-presionante.
Luego, sorpresa para nosotros. La familia de Rosa que estaba en Hormilla con nuestras hijas, vino a vernos y seguimos cenando todos juntos. Todavía recordamos los besos que nos dió Aurora, nuestra hija pequeña y eso que sólo llevabamos tres días sin vernos. Rosa le tuvo que dejar su reloj como recuerdo para no echarla tanto de menos y se quedó más tranquila. Luego despedida alegre pues nos íbamos a ver al día siguiente, y…¡a dormir!.
KILÓMETROS RECORRIDOS: 54 kms.
DESNIVEL ACUMULADO: 340 metros.