13 de agosto de 2006. Hormilla-Villafranca Montes de Oca
Salimos de Hormilla a las 9:15, después de desyunar en casa. Dejamos a Fifo durmiendo porque está bastante cansado de dormir en su tienda de campaña. Es de esas del decatlhon que se abren en 5 segundos, pero nadie dice lo que se tarda en cerrarla, por eso la lleva abierta en la parte de atrás del coche. Fifo es así, es único. Un abrazo Fifo.
Etapa de transicción entre La Rioja y Burgos sin fuertes subidas a excepción de la cuesta de Cirueña. A la salida de Azofra a la derecha del Camino hay un rollo jurisdiccional que al parecer también se utilizaba como cadalso.
Después de un largo trazado por campos solitarios, una urbanización y un campo de golf, llegamos a Cirueña. Tras unas subiditas y una larga bajada se llega a Santo Domingo de la Calzada. El Camino entra en su Barrio Medieval y pasa por la puerta de la Catedral la cual se comenzó en 1158, a cuya época pertenece al ábside semicircular. Dentro se encuentra el sepulcro de Santo Domingo de la Calzada que él mismo se construyó en 1102, aunque el actual mausoleo es de 1440.
Frente al sepulcro están enjaulados y vivos, tras preciosa verja, el gallo y la gallina que recuerdan el famoso milagro del santo, aludido también en un trozo de leño colocado en lo alto con un cartel que dice: «Esta madera es de la horca del peregrino». La devoción es dar 13 vueltas a la capilla del santo, rezando otros tantos Padrenuestros.
La torre de la catedral, muy alta y airosa, está separada del templo y es una gran muestra del barroco riojano.
En la puerta de la catedral fué donde conocimos a Antonio,, un madrileño de Torrejón de ardoz, nuestro amigo «el del chaleco amarillo» que luego nos acompañaría durante todo el trayecto hasta la misma Catedral de Santiago y que nos hizo el Camino mucho más ameno y divertido. Un abrazo, Antonio, ¡va por ti!.
Al salir de Santo Domingo, el Camino se sigue dirección a Burgos por una tierra llana que va ganando palmo a palmo el pardo color de Castilla. Cerca, en un alto a la izquierda del Camino, está Grañón, que tiene un albergue precioso en la misma iglesia. Pedimos que nos sellen la credencial pero los hospitaleros acaban de llegar y no saben dónde está el sello. Así que seguimos nuestro Camino.
Luego Redecilla del Camino, puerta de Burgos y de Castilla, parada a comer en su albergue un pedazo de bocata de ventresca con pimiento morrón envidia de todos los peregrinos (idea, como todas las ideas buenas, de Rosa).Estuvimos con Antonio y también con Matías y Ana. Vimos la pila bautismal románica de la iglesia. Seguimos el trazado y pasamos por Castidelgado y Viloria de Rioja, pueblo donde nació Santo Domingo de la Calzada el 12 de mayo de 1019, el mismo día en que nació nuestra hija mayor, Sara. Seguimos por Villamayor del Río. Antonio, «el del chaleco amarillo», sigue con nosotros. Cuando llegamos a Belorado se quiere quedar porque se encuentra bastante cansado, Al final le convencemos para que llegue a Villafranca. Son sólo 12 kms. más. Paramos un rato en Belorado, estiramos las piernas, damos un pequeño paseo andando y seguimos hasta Tosantos, que tiene una fabulosa ermita excavada en la montaña. Villambistia, Espinosa del Camino y, por fin, la meta de nuestra jornada, Villafranca de los Montes de Oca.
Salimos a comprar algo para cenar y para desayunar mañana en un bar-tienda que hay frente al albergue. Antonio prefiere quedarse a descansar. Nosotros ya hemos quedado con Fifo. Nos subimos a ver la presa. Una excursión muy bonita. Lo más alucinante de todo es cómo Fifo es capaz de subir los nosecuantos escalones que hay para llegar arriba. Impresionante. ¡Es un machote!
¿Qué fuerza nos empuja a tantos peregrinos a seguir este Camino, cansados, dolorosos, desfallecidos…? Pero pensando en el siguiente amanecer nos aconstamoscada noche rendidos, con los ojos mirando al cielo, contando las estrellas, restando kilómetros y sumando penurias. Llegamos con los rostros demacrados, nos duchamos y hay algo en nuestro interior que ilumina nuestras miradas y nos llena de satisfacción. No es sólo el camino recorrido sino el que queda por hacer. Largo y duro es el camino, pero cuando más agotado estás, el viento limpia el polvo y te empuja por detrás. Aprietas fuerte los dientes, una pedalada más. No sabes de dónde sacas las fuerzas que te ayudan a caminar. Caminantes, no hay camino, se hace camino al andar.
Al día siguiente…