26 de Agosto de 2.004: Arzúa-Monte do Gozo. 37 kms
Hoy empezamos una jornada que se prevee bastante larga pero nos hemos permitido un pequeño lujo y hemos reservado una habitación doble en el hotel del Monte, así que no tenemos prisa por lo que tampoco hoy vamos a madrugar más de lo necesario. Desayunamos en la habitación de la pensión y salimos a eso de las nueve. Compramos una barra de pan en la panadería que hay nada más cruzar la carretera general y seguimos hacia abajo por el Camino.
Enseguida llegamos a Salceda que está en la carretera. Nos hacemos unas fotos en el cartel y dejamos la N-547 por una pista. Nos encontramos con un monumento a un peregrino que murió aquí, poco antes de llegar a Santiago, Guillermo Watt. Qué pena no poder llegar a la Plaza del Obradorio después de tantos kilómetros y quedarse a tan sólo 30 de la meta.
Después de A Rabiña volvemos a salir a la nacional en el Alto de Santa Irene. Nos tomamos una cervecita en el bar que hay a la izquierda del a carretera, cruzamos y seguimos tranquilamente hasta Santa Irene. Sellamos en el albergue y seguimos por el Camino hasta Pedrouzo. Cruzamos de nuevo la carretera y llegamos a Rúa y a Pedrouzo, dejando el albergue a la izquierda, cruzamos la carretera y seguimos por el Camino. Estamos a tan sólo 20 kms de terminar este fabuloso viaje hacia nuestro interior y cada vez está más cerca el esperado momento de abrazar al Santo y darle las gracias por habernos acompañado en toda la peregrinación. Pero eso será mañana
Tras cruzar la N-547 en Cimadevilla nos internamos en una de las corredorias gallegas que tanto nos gustan y vamos despacio porque sabemos que llegan el final y nos queda muy poco de estos vergeles gallegos. Subimos rodeados de eucaliptos hasta el alto de Labacolla y llegamos a los «extraterrestres» del aeropuerto. Al final de la larga subida nos paramos un momento a echar unas fotos a los aviones que se oyen rugir en el aeropuerto y que no sabemos si van o vienen. El ruido de sus motores rompe todo el encanto vivido hasta ahora.
Pasamos por el río que da nombre a la localidad, donde los antiguos peregrinos se aseaban antes de entrar en Santiago.
Comenzamos la subida al Monte do Gozo, dejando a la derecha la televisión gallega.
Entramos en la pequeña iglesia de San Marcos. Nos arrodillamos y muy emocionados rezamos unas oraciones y agradecemos que ya estamos a tan sólo cuatro kms. de Santiago, Esto está conseguido.
Nos acercamos al hotel para ir a nuestra habitación. Estamos bastante cansados pero muy ilusionados. Salimos a hacer fotos al maravilloso atardecer que se queda. El monumentos a los peregrinos, señalando la catedral es muy bonito, las fotos en el estanque con los patos y nos vamos a cenar al self-service del complejo y nos acostamos. Nos espera la última jornada y tenemos sensaciones contradictorias. Ahora que ya estamos aquí, no sabemos si queremos terminar. Nos queda un vacío extraño. Después de esto, ¿qué?
Al día siguiente…