4 de Julio de 2.008: Miraz-Sobrado dos Monxes (25 kms)
Nos levantamos prontito para desayunar en el albergue todos juntos. Nos despedimos de los hospitaleros y salimos después de los austríacos, aunque nos iremos cruzando con ellos durante todo el Camino. Esta etapa va a ser durilla por los 25 kms, por los tres altos que vamos a tener que subir y bajar y por la lluvia de la que esta vez no nos vamos a librar.
Salimos tranquilamente y caminamos hasta el área recreativa y tomamos una pista de tierra con un ligero ascenso hasta llegar a una carretera asfaltada.
Llegamos al alto de Mamoa, el primero de los tres que nos va a tocar subir hoy. Bajamos hasta el cruce de Carballoso y, por asfalto, pasamos las aldeas de Roxica, Cabana, Travesa y Marcela (700 m. de altitud). Pasado Corteporcos desembocamos en un camino que se toma a la izquierda. Tras una portilla vemos a la derecha una senda que se interna en una zona boscosa. La seguimos hasta salir a la carretera. Al poco entramos en la provincia de A Coruña.
La última subida de esta agotadora etapa nos deja en Mesón. El tramo que sigue está muy mal señalizado y aunque ya lo sabemos, nos confundimos y tenemos que seguir un montón de kms más bajo la lluvia y sobre el asfalto. Continuamos por la AC-934 hasta que llegamos a Sobrado dos Monxes.
Muchos kms de asfalto que machacan mis piernas y pies y mucho peso en la mochila que me deja los hombros doloridos, así como la cicatriz de la axila que de vez en cuando me da unos pinchazos que me cortan la respiración y tengo que parar. Nos encontramos cansados demasiado pronto, en parte por culpa de la lluvia que hoy nos ha acompañado durante todo el Camino, haciéndolo más largo y más duro.
La pobre Aurorita también atraviesa algún momento de bajón y yo no puedo animarla porque me encuentro demasiado cansada para ello. Menos mal que Ray tira de ella. Después de muchos kms por carretera vemos las torres del Monasterio Cisterciense de Sobrado. La meta está un poco más cerca. Esta visión nos anima tanto a Aurora como a mí, que empezamos a ver las cosas de otro color. Además ha parado de llover.
Llegamos exhaustos como a las 15;30. El sitio es sobrecogedor y el albergue, aunque es muy antiguo y huele a humedad,. está bastante limpio. Dormimos en la planta de arriba solos porque dicen que huele más a humedad, a nosotros no nos importa. Tenemos toda la planta para nosotros, incluido el baño. Herbert y Trude han llegado no hace mucho. Ellos se han quedado abajo. Hay muy pocos peregrinos. Nos duchamos y yo me meto en el saco un rato a descansar porque estoy que no puedo con mi alma.
A las seis nos vamos a comprar algo para preparar la cena. Se nos han antojado unos filetes de ternera gallega y buscamos la carnicería que está bastante cerca. Aurora prefiere quedarse con los peregrinos mientras nosotros salimos. Nos despistamos de la hora porque no sabemos que los monjes van a dar una misa y llegamos tarde. ¡Qué pena!.
Preparamos la cena prontito y cenamos con Trude y Herbert en la cocina del albergue. Es una cena muy agradable. Por fin ha salido el sol después de un día lluvioso. ¿Será presagio del día que amanecerá mñana? Eso espero porque no me encuentro con fuerzas de superar un día como el de hoy. Creo.
Al día siguiente…