1ª etapa. Vilalba-Bamonde. Bitácora.

1 de Julio de 2.008: Prólogo: Madrid-Vilalba

Ayer recogimos el coche en Tres Cantos. Salimos de Manzanares alrededor de las 9:00. Desayunamos con Sara, nuestra hija mayor. El viaje resulta fenomenal. Paramos a comer el O Cebreiro, como hemos hecho siempre que hemos pasado por este pueblo tan unido al Camino y para que Aurora se empiece a empapar de esta nueva peregrinación. Hay bastantes peregrinos, como todos los veranos. Entramos en la Iglesia de Santa María de O Cebreiro y rezamos una oración. Yo le pido a Dios que nos ayude en el Camino para llegar, una vez más, a Santiago.

Nos tomamos una ración de pulpo y unas cañas, y Aurora un bocata de jamón y una cola (15 euros). Damos un paseo y seguimos hacia Lugo.

Llegamos a Lugo, aparcamos el coche y damos una vueltecita  hasta la hora de entregarlo. Como ya conocemos la ciudad del año pasado, enseguida llegamos al cogollo. Vemos la muralla, la Catedral,… Paramos en la estación de autobuses y compramos ya los billetes para Vilalba.

Llegamos a Vilalba a las 19:00. Está lloviendo. Llamamos al albergue y nos confirman que les quedan literas así que nos vamos para allí. Compramos algo para preparar la cena. El albergue está como a 1 km de la estación. Sigue lloviendo así que nos ponemos las capas. El albergue está de lujo. Es la primera vez que nos cobran en un albergue pero ya teníamos noticias de ello así que no nos sorprende (3 euros por persona). Hay dos habitaciones, una para chicos y otra para chicas. Esto es algo que no comprendemos muy bien porque a nosotros nos gustaría dormir los tres en la misma habitación. Pero es lo que hay y aún así, gracias por tener una cama donde dormir y agua caliente para una ducha.

Me siento algo incómoda todo el día con el pañuelo, en la cabeza pero me da un poco de corte que la gente me vea calva. Supongo que poco a poco iré aceptando mi cambio. Procuro ducharme tarde, cuando todo el mundo está cenando en el comedor. Aún así entra una chica y me ve con mi cabeza de bombilla. ¡Qué le vamos a hacer!

Somos alrededor de 20 peregrinos y todos muy tranquilos. Hay un grupo de chavales de entre 15 y 18 años que vienen con unos sacerdotes. Es un grupo de catequesis de Avilés. También hay un matrimonio mayor de alemanes, creo, y otros cuatro extranjeros. Cenamos unos bocatas y charlamos con el grupo. Nos acostamos a las 22:00 h.

2 de Julio: Vilalba- Baamonde (22 kms)

Salimos del albergue a las 8:45.

A la salida del albergue de Vilalba.
En nuestra línea, sin madrugar. Hace bastante frío y amenaza lluvia. Pero el cielo nos respeta y no cae ni una gota en todo el camino. Vamos muy tranquilos, sabemos que con Aurora no se puede tener prisa. Ella intenta ir a nuestro ritmo pero sus piernas son muy chiquititas. Nos pasamos casi todo el camino jugando a las palabras encadenadas.

Volvemos a Vilalba por la carretera, la cruzamos y salimos por la rúa Ferreira. Seguimos bajando hasta cruzar el río Magdalena. Seguimos muy atentos las indicaciones y pasado el Puente Rodríguez un bonito cruceiro  nos indica que estamos en el Camino de Santiago.

El siguiente pueblo es San Xoan de Alba, donde vemos la iglesia  y el cementerio neogótico. Seguimos por un laberinto de caminos que están bien señalizados. Pero cuidado al cruzar la N-634 antes de Insúa. Llegamos a un desvío en forma de «Y», debemos seguir por la izquierda y a unos 800 m un giro de 90 grados a la derecha para bajar otra vez a la nacional.

Llegamos a Insúa, pequeño pueblecito. Mucho cuidado con la señalización porque están de obras y antes de entrar en Baamonde se hace una larga ruta turística, por llamarlo de alguna manera.

Aurora va fenomenal, apenas se ha quejado. Nos ha ayudado bastante que está haciendo un día fenómeno. ¡Es una niña increíble!

La mochila me pesa muchísimo y me hace daño en la cicatriz de la axila. También me empieza a molestar el pie izquierdo, creo que es de tanto tiempo parada y del excesivo peso de la mochila.  Ray también va molesto, le duele la rodilla y el empeine derechos., también por el peso que lleva en su mochila, por intentar quitármelo a mí.

Poco a poco van pasando los kms y con ellos aparece le cansancio y la infinidad de dolores.

Pero llegaremos a Baamonde con la ayuda de Dios.

Es una etapa preciosa. Pasamos por la Terra Chá. Con pocos desniveles.

Llegamos al albergue de Baamonde. No hay muchos peregrinos, apenas una docena. El albergue está de lujo con un césped donde echarse una buena siesta española. Hace una tarde estupenda. Después de comer unos bocatas en el comedor del albergue nos tiramos en el césped a descansar un ratito. Los peregrinos aparecen desparramados por el jardín, cada uno a lo suyo: escriben, leen, charlan, duermen.

Por la tarde nos damos un pequeño paseo. Vemos la Iglesia de Santiago que está abierta porque la están pintando. Entramos, nos arrodillamos y rezamos. En el patio se levanta impertubable al paso del tiempo un castaño milenario con una talla de la Virgen del Rosario que se debe al escultor Víctor Corral, de Baamonde, que conocemos un poco más tarde cuando visitamos su casa-museo. Una joya. Pero la joya más impresionante del museo es él mismo, emana fe y sensibilidad por cada poro de su piel. Sus palabras están llenas de ilusión, de cariño. Salimos de su casa convencidos de que nos habíamos encontrado con otro «ángel» del Camino.

Por la noche salimos a cenar al Restaurante Galicia y nos atiende un viejecito de pelo y barba largos y canos, con unos ojos dueños de una mirada que nos recuerdan enormemente al escultor que conocimos por la tarde. Es su hermano, Xoan, poeta y actor. Hace de nuestra cena algo mágico con sus sabias palabras, su poesía que nos regala para alimentar nuestras almas, sus vivencias, su amor, que tiene de sobra para regalárselo a quien lo quiera recibir.

Me mira directamente a los ojos y me transmite fuerza, mucha fuerza a pesar de sus años. Me habla de Luz Casal, muy amiga suya, que ha pasado por mi enfermedad. Nos enseña fotos de cuando Luz y él eran más jóvenes. Me dice que siga tan fuerte y aprenda a valorar todo lo que ahora tengo, que es mucho. ¡Una velada inolvidable!. Salimos bastante tarde del restaurante y tememos que el albergue esté cerrado, pero Xoan lo ha previsto todo, ha llamado a la hospitalera, Conchi, y le ha dicho que llegaremos más tarde. Al salir nos encontramos con Conchi, que nos ha resultado algo más borde de lo que pone en algunas guías. Puede que tuviera un mal día. Cuando llegó al albergue parecía la Sargento de Hierro, dando órdenes a diestro y siniestro. Pero eso es mejor olvidarlo y no va a enturbiar todo lo bueno que hoy hemos vivido.

Al día siguiente…