17ª Etapa. Ponferrada-Villafranca del Bierzo

29 de julio de 2016. Prólogo

En el año 2009 salimos de nuestras casas sin saber muy bien cuándo íbamos a terminar este Camino. Sería un Camino de varios años, probablemente el más largo. Desde el principio elegí éste para ella. Después de tantos años tendría su premio. A pesar de no haber conseguido llegar hasta Santiago, ella tendría su preciada Compostela. Gracias por haber sido el inicio de todo esto.

Este Camino va por tí que nunca conseguiste llegar a la meta. Se que desde donde estás me irás acompañando paso a paso.

Llegamos a Ponferrada alrededor de las 19:30h. Nos dejan en el Castillo y retrocedemos hasta el albergue Alea, que está en la C/ Teleno 33. Al entrar hay una mesita en la terraza con dos chicas fumándose un cigarro. Dejamos las mochilas en nuestra habitación, en la que ya hay dos chicas, una mexicana y otra italiana. La italiana tiene los pies hechos polvo. Nos vamos para el centro a tomar unas cañas. Nos quedamos en El Bodegón, el sitio donde ponen unas bravas de morirse. Nos sentamos y nos tomamos un doble de cerveza con su tapita de bravas. Riquísimo. Volvemos para el albergue y en un parque nos sentamos para tomarnos la tortilla de patatas que hemos traído. Llegamos al albergue a eso de las 22:00 h. Al subir a la habitación me cruzo con una niña y luego con otro niño que es su hermano. Son Raquel y Santi. Van haciendo el camino como nosotras con su madre y una amiga. Ellos salieron hace ya cuatro años desde Roncesvalles. Tenemos un balcón en la habitación pero hace muchísimo calor. Me meto en la ducha antes de acostarme. Preguntamos a las chicas de nuestra habitación a la hora que se van a levantar y nos dicen que a las 5:00 h porque hoy han pasado mucho calor al llegar a Ponferrada. La mexicana se llama Yadira, la italiana, no recuerdo. No ponemos el despertador, cuando se despierten ellas seguro que nos despertamos nosotras. Como a las 23:30h llega una pareja para completar la habitación.  Va a ser una noche muy calurosa. No sopla ni una gota de aire.

 

30 de julio de 2016. Ponferrada-Villafranca del Bierzo

Nos levantamos a las 5:30h. Hemos pasado muchísimo calor esta noche y hemos dormido regular. Ayer decidimos que no íbamos a coger la alternativa por Monasterio porque hace mucho calor y no queremos carretera. Sacamos los bártulos del dormitorio y bajamos a la cocina para no hacer ruido. Yadira y la italiana ya se han levantado también y ya están casi para salir cuando bajamos nosotras. Desayunamos en la terraza.

Salimos alrededor de las 6:00 h del albergue. Es noche cerrada. En Madrid a estas horas ya casi está amaneciendo pero aquí está muy oscuro. Salimos siguiendo el recorrido que vimos ayer. Hacia el parque de El Plantío. Seguimos las flechas que ya hemos localizado. No vemos ningún peregrino. Cruzamos el río y seguimos por el parque. Ahora sí que ya empiezan a salir peregrinos como setas en otoño. Enseguida llegamos al barrio de La Compostilla y lo atravesamos sin problema. Aún no ha amanecido. A la derecha de la carretera dejamos el Hotel Novo.

La iglesia de Columbrianos está abierta, entramos y sellamos la credencial. Cruzamos el pueblo y una nueva ermita. Me llama la atención que estén abiertas las iglesias. El siguiente pueblo es Fuentes Nuevas que tiene un cruceiro y unas calles y casas muy pintorescas. Ya comienza a hacer calor. Paramos en Camponaraya en un parque y nos sentamos un rato a tomar un zumo y unas galletas. Nos hemos ido cruzando con nuestras compañeras de habitación. La chica italiana va un poco fastidiada. Un poco más adelante hay un albergue, La Medina, es una casa típica de esta zona de piedra. Está genial. Lleva abierto un año. Cruzamos la N-VI por un puente.

Cuando llegamos a Cacabelos, nos encontramos con un «oasis», «Moncloa de San Lázaro». Si pasas, para. Nos han tratado fenomenal. Sólo hemos pedido dos cañas y nos han puesto dos tapas de morirse allí mismo. Luego, para los peregrinos, un vaso de vino y otra tapa. ¡Todo por 2 euros¡. El sitio es muy bonito. Tienen restaurante, hotel, tienda y un patio super fresquito para quedarte un buen rato. Es un sitio muy recomendable. Cuando terminamos este descanso nos cuesta un poco ponernos de pie. En otra mesa están las dos chiquitas que ayer estaban en el albergue.

Cruzamos el río Cúa.  Hace mucho calor.En la carretera, la ermita de San Roque y el albergue, que aún está cerrado. Hace mucho calor. Nos toca caminar por la carretera como media hora. Paramos en la fuente a refrescarnos y llegamos a Pieros. Nos vamos cruzando con un montón de peregrinos. Hace mucho calor. Nada más cruzar la aldea,  cogemos un camino que nos lleva a Valtuille de arriba. Cuando llegamos a un alto, a la derecha del Camino, una piedra nos indica que aún nos quedan 3,3 kms para llegar a Villafranca. El calor nos va mellando y cada vez nos cuesta más andar. No hay sombras donde cobijarse un rato. Mi hermana este año ha decidido traer un paraguas en vez de la capa y lo lleva abierto para quitarse el sol de encima.  Seguimos por el camino, subidas y bajadas. En una casa nos sentamos a la sombra del muro un momento a descansar y tomar algo de fruta y un trago de agua «del tiempo». Ana Belén decide quitarse ya las zapatillas y terminar con las sandalias. Yo prefiero seguir caminando con las zapatillas. Ya no queda nada. Creo.

Aunque no es una etapa larga se está haciendo insufrible por el calor. Ya huele a Villafranca. Pasamos por el albergue municipal. Paramos en la Puerta del Perdón para hacernos unas fotos. Aquí conocemos a Alfonso, un chaval de Madrid,  de unos 20 años que está haciendo el Camino solo, desde San Jean. Una experiencia inolvidable, seguro.

En la puerta del albergue Ave Fénix está sentada la italiana que ha sido nuestra compañera de habitación. Está muy cansada y no tiene buena cara. Paso y hago unas fotos al albergue. Nosotras no nos quedamos aquí, vamos al albergue de la Hospedería de San Nicolás donde ya había reservado. Paramos en la plaza antes de llegar al albergue para tomarnos una cerveza.

Durante los últimos kilómetros hemos visto propaganda que anuncia que vale 5 euros. Encima del recibidor, junto a la hospitalera, también tienen esta propaganda. Cuando nos informa nos dice que vale 8,5 euros por persona. Le digo que quiero las de 5 euros. Pero nada, ha debido de subir la tarifa en los últimos kilómetros porque ahora nos cobran 5,5 euros lo que anuncian a 5. Ella escurre el bulto diciendo que ella es sólo una empleada y que ese es el precio que le impone el jefe. No sé de quién será la culpa, pero ¡vaya morro¡. La habitación es grande. tiene capacidad como para 16 personas. Los baños están bien y la cocina y el comedor son grandes. Lo que nos ofrecía a 8,5 euros son habitaciones para 4 con baño dentro. Al rato vienen dos asiáticos que se ponen en las camas que hay frente a nosotras.

Salimos a comprar algo para prepararnos la cena. Yo paso a ver la iglesia y quedo con mi hermana en el bar para tomarnos una «estrella».

Regresamos al albergue. Nos preparamos una enorme ensalada y algo de embutido y nos subimos a dormir. Los coreanos (para nosotras todos los asiáticos son coreanos) se han puesto hasta arriba con un cacerolo impresionante de arroz con pollo. Hace bastante calor, pero mucho menos que ayer por la noche en Ponferrada. No ha entrado nadie más en la habitación. Así que estamos sólo los 4. Uno de ellos se ha empeñado en cerrar las ventanas y las cortinas a cal y canto. Mi hermana les pide que dejen algo abierto. Junta las manos intentando comunicar «por favor, no cierres la ventana» pero nos da la sensación que en su idioma, este gesto significa «gracias», porque sonríe e insiste en cerrarlo todo. Al final conseguimos que deje una cortina y una ventana, las últimas, abiertas. Menos mal. Yo me quedo dormida enseguida y la verdad es que, a pesar del calor, duermo bien.

 

Al día siguiente

FOTOGRAFÍAS DE LA ETAPA: